El pasado lunes nos
despertamos con la noticia de que el Papa había renunciado. La renuncia del
Papa es de esas cosas que no se entienden mucho. Surgen conjeturas e hipótesis.
Pero la verdad es que “el señor Ratzinger (Benedicto XVI), ha renunciado toda
su vida.
El Papa renunció a una
vida normal. Renunció a tener una esposa. Renunció a tener hijos. Renunció a
ganar un sueldo. Renunció a la mediocridad. Renunció a las horas de sueño, por
las horas de estudio. Renunció a llenar su cabeza de Mozart, para llenarla de
teología. Renunció a llorar en los brazos de sus padres. Renunció a teniendo 85
años, estar jubilado, disfrutando a sus nietos en la comodidad de su hogar y el
calor de una fogata. Renunció a disfrutar su país. Renunció a su vanidad.
Renunció a defenderse contra los que lo atacaban. Vaya, me queda claro, que el
Papa fue un tipo apegado a la renuncia.
Y hoy, me lo vuelve a
demostrar. Un Papa que renuncia a su pontificado cuando sabe que la Iglesia no
está en sus manos, sino en la de alguien mayor, me parece un Papa sabio. Pero
ser Papa a estas alturas del mundo, es un acto de heroísmo. El primer Papa fue
un tal Pedro. Murió en una cruz, crucificado igual que a su maestro, pero de
cabeza. Hoy en día, Ratzinger se despide igual. Crucificado por los medios de
comunicación, crucificado por la opinión pública y crucificado por sus mismos
hermanos católicos. Es un mártir contemporáneo, de esos a los que se les pueden
inventar historias, a esos de los que se les puede calumniar, a esos de los que
se les puede acusar, y no responden. Y cuando responden, lo único que hace es
pedir perdón. ‘Pido perdón por mis
defectos’. Ni más, ni menos. ¡Qué pantalones, qué clase de ser humano!
Podría yo ser mormón, ateo, homosexual y abortista, pero ver a un tipo, del que
se dicen tantas cosas, del que se burla tanta gente, y que responda así… ese
tipo de personas, ya no se ven en nuestro mundo…
Vivo en un mundo donde
es chistoso burlarse del Papa, pero pecado mortal burlarse de un homosexual.
Pues ahora sé Señor Ratzinger, que vivo en un mundo que lo va a extrañar… Usted
va a morir tranquilo señor Ratzinger. Sin homenajes pomposos. Va a morir, como
vivió aún siendo Papa: humilde.
Benedicto XVI, muchas
gracias por renunciar” (Tomado de: oehd.wordpress.com).
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