Por Benjamín García
Emplazando el futuro

Qué se tenía antes y con cuánto contamos
ahora. Cuáles alforjas se han llenado,
cuáles permanecen vacías y revisar aquellas cuyo contenido ha menguado. Los factores internos y externos que han
incidido en el resultado. El control logrado sobre algunos de ellos y cómo
otros dominan. Si ha sido determinante
el azar o por el contrario, han primado las causas. Es decir qué tanto es producto simple de la
casualidad y cuánto ha devenido en función de las acciones en busca de
resultados.
Cada noche es una oportunidad. Al concluir el día es importante revisar
incluso las conversaciones, lo dicho en cada momento, el tono, la intención y
sobre todo a quién. Las acciones que
despejaron el camino y las actitudes que impidieron el avance. Lo ganado, lo
perdido, lo empezado, lo concluido. Revisar entonces las razones de vida para
el siguiente día.
Así las semanas, los meses, los años, cada
final debemos enfrentarnos al juicio personal, con toda la crudeza posible, sin
cortapisas, siendo honestos hasta rabiar, sin temer el sangrado de las heridas,
incluso que otras nuevas se produzcan.
Mordaz, incisivo, determinista.
Volver a tomar decisiones, descartar las rutas inseguras y cuando sea
imposible alejarse de ellas, tomar todas
las precauciones necesarias.
No temer a las tempestades, la naturaleza las
impone como una manera de fortalecer los espíritus, como hace el guitarrista
con las cuerdas de la guitarra sometiéndola a tensión para obtener un mejor
sonido, o el artesano con el barro cuando lo somete al fuego o el alfarero al
golpear el metal. Reconocer cuánto has
logrado aprender de esos momentos difíciles, si las lecciones fueron captadas y
te prepararon para otra prueba similar.
Entonces, verificar los balances, las cuentas
en positivo cuidarlas, las que han quedado en rojo empezar a hacer el esfuerzo
por equilibrarlas y aquellas que han permanecido igual re-evaluarlas con la
misma crudeza de las rojas, porque esos equilibrios suelen ser peligrosos de
cara al futuro, al no crecer quedarán disminuida ante el desarrollo avasallante
las demás.
Reevaluar las prioridades, reenfocar las
inversiones si es necesario para no dar demás a aquello que menos aporta. Los negocios se hacen para ganar y la vida ha
de ser siempre ganancia. Por lo tanto, cuanto te resta debe ser descartado, un
esfuerzo realizado en acciones sin beneficios reducirá posibilidades para lo
verdaderamente importante. Aunque haya
momentos en los cuales sea necesario hacerlo, hemos de partir del estudio de factibilidad
o de cuántas puertas abran a otros negocios.
Emplazar al futuro es el reto, asumirlo con
entusiasmo, con entereza. Hacerse
consciente de la incidencia de nuestros pasos en el presente para la
construcción de ese porvenir. Aunque
mucho deviene de factores impredecibles, el mayor control está en nuestras
manos. La responsabilidad recae sobre
nuestros hombros, en la capacidad para tomar la decisión adecuada en cada
momento. Visualizar con agudeza de águila la oportunidad y emprender el vuelo
para atraparla.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario