La noche enfureció
se acerco la oscuridad,
llegó el desvarío.
La tormenta copó la claridad
de nuestros sueños.
Ella bañada del frío néctar del amor
yo dibujando con mis manos su geografía,
la tormenta había pasado,
pero quedaron la hojaracas de los vientos bravíos
y la noche enmudeció.
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