Una sociedad a ritmo más rápido que aspira a insertarse en los nuevos esquemas de desarrollo no ve aún desaparecer este uno de sus simbolos.
Los coches, una tradición de Santiago son aún una oferta para visitantes y locales.
Claro que los coheros tienen muchas dificultades y los caballos sufren cada vez más dificultades porque nuestras calles quedan estrechas por la existencia de un aumentado transito víal.
Claro que los propietarios de este rustico medio de transporte hay quedado fuera de un escenario que cierra las calles a los denominados estacionamiento regulados de aparcamiento.
En las calles de Santiago no quedaron espacio para aparcar los coches que han quedado relegados a la zona monumental y al Parque Duarte.
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