viernes, 24 de agosto de 2007

CONCHITA EN LA CASA BLANCA

Conocer a Concepción Martín Piccioto (Conchita) es una experiencia inolvidable. Ella lleva consigo la lucha contra la Guerra de Iraq y otras emprendida por los gobiernos de Los Estados Unidos.
Ubicada en la acera de la calle que está ubicada en la Casa Blanca, acompañada de su bicicleta, un perro y los mensajes con los que se opone a la guerra la dama con la piel quemada por el sol y el frío es un símbolo. Es un icono de la lucha por la paz al que muchos rehuyen y siquiera se acercan cuando están frente a la casa de gobierno de Washington.
A continuación reproduzco un breve dialogo con Conchita, el pasado sábado:

MIRADOR ¿Señora usted habla Español?.

CONCHITA..”No está escuchando mi mensaje, no estoy hablando en chino, le hablo para que me entiendan.

MIRADOR…¿Cómo se llama usted?

CONCHITA….”Eso que importa, lo más importante es que estoy diciendo al mundo que la guerra es criminal”.

MIRADOR….Qué tiempo tiene aquí?

CONCHITA…Eso tampoco importa ya diga al mundo que miles de personas han muerto, por esa decisión.

MIRADOR…La dama, de 63 años de edad y con 25 años viviendo en un lugar calificado de turísticoy mas visitados de Washington, el parque de la Fayette, frente a la Casa Blanca en una improvisada carpa, estrecha y pequeña, se volteó y miró a una dama que tenía una camiseta con la bandera de Los Estados Unidos y le dijo.

CONCHITA…”Señora, piénselo antes de usar eso, piénselo, uno creo que lo quieren más por eso y no es verdad”.

MIRADOR...Finalmente dejamos el lado de Conchita y miramos la imponente mansión del gobierno de Estados Unidos. Allí sólo nos detuvimos a pensar en esa contradicción. El país todopoderoso con una protesta ahí frente a su nariz. Por ello quise al regresar indagar más sobre la vida de esta dama y me encontré con que nació en Santiago y se crió en Vigo, España. Su manifestación vigilia no ha decaído desde 1981 hasta la actualidad. En ese tiempo de su protesta han pasado cuatro presidentes: Ronal Reagan, George Bush, Bill Clinton y George W. Bush.
Me contaron que Conchita emprendió su vigilia por un asunto personal, pero con el tiempo fue abrazando el credo de los activistas movilizados contra la carrera armamentística.
La historia de Concepción tiene su origen en la odisea que le supuso la separación de su marido ítaloamericano, cuando ella todavía no había cumplido los 30 años de edad. Le han prohibido dormir en un saco de dormir o colocar sillas en la acera. Las autoridades han llegado a estipular unas medidas máximas para sus pancartas de denuncias.
Todos los presidentes que han pasado por La Casa Blanca desde 1981 han tratado de deshacerse de su incómoda presencia. Pero Conchita lo ha resistido todo, conservando con lucidez sobre el contenido de sus denuncias y sobre la identidad del enemigo, como revela su respuesta al periodista del Washington Park Times que le preguntó en una ocasión si no temía los eventuales peligros nocturnos en Lafayette Park, con la presencia de algún individuo indeseable. Ella señaló con el dedo la residencia oficial del presidente.

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