Una generación completa de dominicanos recuerda hoy una importante fecha de nuestra historia. El día en que un puñado de valientes jóvenes abrazaron el sueño de la libertad. Buscaron por las armas enfrentar la dictadura de Rafael Leonidas Trujillo que en 1959 mantenía sujuzgado la nación.
El himno se impuso luego y aún se recuerda:
" LLegaron llenos de patriotismo,
enamorados de un puro ideal
Y con su sangre noble encendieron
la llama augusta de la libertad.
Su sacrificio que Dios bendijo
la Patria entera, glorificará
Como homenaje, a los valientes
que allí cayeron por la libertad.
14 de Junio, gloriosa gesta nacional.
Tus mártires están en el alma popular
Hermanas Mirabal, heroínas sin igual
Tu grito vibrante, es el alma de la Patria inmortal.
LLegaron llenos de patriotismo,
enamorados de un puro ideal
Y con su sangre noble encendieron
la llama augusta de la libertad
Su sacrificio que Dios bendijo
la Patria entera, glorificará
Como homenaje, a los valientes
que allí cayeron por la libertad".
La expedición del 14 de junio de 1959, no dió un resultado militar contra la dictadura de Rafael Trujillo, pero contribuyó con la ruptura del silencio y el miedo que se habían impuesto desde 1930 y finalmente al régimen trujillista.
Fue imposible para el régimen de Trujillo silenciar en aquellos las informaciones que corrían de boca en boca dando cuenta del desembarco de expedicionarios para derrocar a la dictadura el 14 de junio de 1959.
Las informaciones que más rápido se difundieron por las ciudades de Santo Domingo y Santiago, los centros económicos y políticos más importantes del país en aquellos días, fue el combate en el aeropuerto de Constanza.
Pero luego se difundieron las informaciones de que los militares confiscaban camiones y todo tipo de vehículos para cargarlos con tropas y pertrechos que llevaban hacia Puerto Plata.
La dictadura mantenía un estricto control sobre los medios de comunicación que mantuvieron su programación regular y ocultaban todo cuanto se refería a los combates que ya se producían en la zona de Puerto Plata, en el área de Estero Hondo, y en el macizo de la cordillera Central. Cuando los rumores se hicieron cada vez más fuertes y los detalles más precisos, la dictadura debió recurrir a ofrecer informaciones públicas sobre el desembarco. Aunque las informaciones iniciales se dieron con el matiz del triunfo de las tropas de Trujillo, en la población quedaba la sensación de que el régimen que parecía inconmovible revelaba sus debilidades.
LA GUERRILLA
La guerrilla siguií luego y los rgupos de ervolucionarios se dividieron en grupos. Eran como una unidad operativa con fines insurreccionales. Por eso no debían ser muy pequeños ni muy grandes, esto último por el peligro del espionaje.
Los frentes en que se organizaba la Guerrilla eran:
El dirigido por Odalís Cepeda, que incluía trabajadores de la Chocolatera Industrial. Este grupo estaba considerado muy sólido y tenía asignada tareas de sabotaje.
El del Ingenio Monte Llano, cuyo responsable era Leonardo del Valle, químico en esa empresa. Del Valle es catalogado por sus compañeros como un sujeto de gran seriedad y fue ejecutado en El Nueve, antro de torturas.
El grupo de Sosúa, que tenía por coordinador al doctor Alejo Martínez, uno de los luchadores más firmes de la provincia. Se reunía donde Victoria Vda. Arzeno. Martínez fue asesinado en un incidente callejero durante la lucha contra los remanentes de la dictadura, a mediados de 1961.
El grupo de Imbert o Bajabonico, dirigido por el doctor Virgilio Reyes.
El de la zona baja de la ciudad, dirigido por Félix Lahoz, uno de los escasos integrantes del Frente Interno de los años cuarenta que se insertó en el 14 de Junio.
El colectivo de mujeres, bajo el control directo del comité y específicamente de Fernando Cueto. Tenían las damas por encomienda conseguir dinero y medicinas y confeccionar mochilas para la proyectada guerrilla. Se encontraban ahí, entre otras, Aída Arzeno, Ana Valverde Vda. Leroux, Argentina Capobianco, Italia Villalón, Elena Abréu, Carmen Jane Bogaert de Heinsen y Miriam Morales.
Más adelante, en la segunda mitad del año, se conformaron nuevos grupos, entre los que, aparentemente, sobresalieron tres, cuyas ubicaciones en parajes montañosos revelan la prioridad que se pasó a conceder a la guerrilla:
El de Yásica, dirigido por Jesús María Alvarez (Boyoyo), que tenía la encomienda de conseguir los contactos que permitieran el levantamiento guerrillero, por lo que constaba de campesinos.
El de Luperón, dirigido por un apellido Vargas, en que también había campesinos.
El grupo de El Mamey, también uno de los más sólidos
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